Contemplados
desde Julio de 2014
Del
matrimonio formado por don Manuel Ávila Castillo arriero y campesino y doña Eufrosina Camacho Bello, nacieron nueve hijos:
Maximino * 23 agosto 1891 + 07 febrero 1945 ø Multiasesino
Ma. Antonieta * no hay datos + no hay datos
Manuel * 24 abril 1896 + 13 octubre 1955 ø Ex Pte. México
María * no hay
datos + no hay datos
Miguel * 1901 + no hay datos
Ana María * no hay datos + no hay datos
Rafael (Pirrín) * 14
dicbre 1904 + 1975 ø Gris
exGob Pue
Gabriel * 1906 + no hay datos ø Multiasesino
Eulogio * no hay
datos + no hay datos ø Asesinado
Tres de ellos
militares: Maximino, Manuel y Rafael.
Maximino y Gabriel
resultaron ser entre otras maldiciones, unos asesinos de negra trayectoria.
Maximino, el
mayor de los nueve, (1891 Teziutlán, Pue.) resultó ser un nefasto ser humano. Desde
siempre mostró tener un carácter impulsivo, petulante y autoritario. Sus características más sobresalientes:
el deseo de poseer sin límite venciendo a como diera lugar los obstáculos que
se le atravesaran para poder lograrlo fueran cuales fueran; también practicaba
la envidia, la lujuria y la egolatría.
Tuvo el deseo
de ser soldado e ingresó al Colegio Militar, cursó su carrera militar y tuvo participación en las huestes
revolucionarias. Todo ello le acrecentó aquella idea que tenía de poseer el
mando.
En cuanto a
sus relaciones con diferentes mujeres, podemos resumirlas lo más escuetamente
posible en algunos renglones:
Sin poder
tener claro el aspecto cronológico:
En su relación con Bárbara Margarita Richardi Romagnoli (4 Dic 1907) contrajo matrimonio (11 Ago 1930) procreando a su hija Gloria (11 Mar 1925) con cinco años de anticipación y a Maximino (Chacho) (29 Feb 1932).
En su relación con Bárbara Margarita Richardi Romagnoli (4 Dic 1907) contrajo matrimonio (11 Ago 1930) procreando a su hija Gloria (11 Mar 1925) con cinco años de anticipación y a Maximino (Chacho) (29 Feb 1932).
El Chacho y Gloria con sus padres Maximino y
Margarita.
Gloria casó
con el maleante Hugo Olvera Villafaña que funcionaba como el rejoneador Juan
Cañedo. Posteriormente y después de la muerte del suegro, participó en el atentado en contra
de su suegra y de su nuevo novio, el actor Jorge Vélez. En ese atentado
falleció la prima de ella, Teresita Bonfigli de Richardi.
Maximino
(Chacho) fue un chico simpático pero insoportable por el consentimiento
desmedido que su padre le concedía. Este Chacho fue mi compañero en el grupo 1o. A del 1o. de Secundaria en el Instituto Oriente, colegio jesuita de la ciudad de
Puebla.
También casó
con Natalia Binder, con quién
procreó a tres hijos: Guadalupe, Luís Manuel y otro Maximino.
Con Felisa Caraza tuvo tres hijas: Hilda,
Heldiza y Adriana.
Hilda
contrajo Matrimonio con Rómulo O’Farrill hijo de don Rómulo dueño de la
representación de los autos Packard en Puebla.
Adriana casó
con otro maleante Manuel Prieto Crespo, socio y concuño de Hugo Olvera entre
otros operativos, el atentado contra su suegra quién viajaba en auto con el
actor Jorge Vélez. En ese atentado murió Teresita Bonfigli de Richardi.
En su Segundo
matrimonio, Adriana se unió a Juan Rafael Moro Ávila quien cayó preso acusado
por el asesinato del periodista Manuel Buendía.
Con María Pérez Cleofas procreó a Edna
Eufrosina (el nombre en memoria de su mamacita).
Olga López, con quien
procreó a Antonieta y a Manuelito Ávila Camacho López de raras costumbres y que
destacó en el chisme del medio de la farándula. Se hizo conocido por el gran
odio que le guardaba a María Félix. Murió recientemente.
Manuel Ávila
Camacho López muy vinculado con la farándula
Con Celia Sánchez tuvo solo un hijo a quien hizo llamar Eulogio como a su
hermano menor que en otros tiempos fue asesinado.
Con Conchita Martínez cantaora y bailaora de flamenco procreó solo a una hija a quien
llamaron Pastora.
Cuando Manuel
Ávila Camacho, su hermano menor, fue designado por el Presidente Lázaro
Cárdenas como su sucesor en la Presidencia de la República, Maximino se volvió
loco de furia, de odio, celos, envidia, declarándoles la Guerra a los dos.
El alegaba
que a el le correspondía ese honroso cargo porque estaba mejor preparado, tenía
el carácter necesario para enfrentar semejante compromiso y que además era
mayor que Manuel, de quien se expresaba en una forma espantosa pues cuando se
refería a el, en lugar de pronunciar su nombre, le llamaba: “El Bistec” porque
era un pedazo de buey. Sin embargo, el Presidente Cárdenas no se detuvo y
siguió apoyando hasta la toma de posesión.
El General Manuel Ávila Camacho protesta y el
General Cárdenas atestigua.
El Segundo
acto de ésta increíble historia fue cuando don Manuel, designó a quienes
integrarían su gabinete y no tomó en cuenta a Maximino por la razón de que
todavía le faltaban dos años en su cargo como Gobernador de Puebla.
Eso
encolerizó a Caín y sin problema alguno se autonombró Secretario de
Comunicaciones y Transportes, decisión de la que luego enteró a quien
correspondía, nada menos que a su hermano, el Presidente.
Maximino disfrutando de una ridícula y exagerada forma de vestir.
En una
ocasión el Presidente Manuel Ávila Camacho al ingresar al patio principal del
Palacio Nacional bajando de su automóvil, sufrió un atentado, pues de atrás de
una columna salió un individuo uniformado con el grado de Capitán, quien
sorpresivamente sacó su arma y disparó en dos ocasiones al indefenso
mandatario. Afortunadamente, tal vez por llevar chaleco antibalas o por no
haber dado en el blanco preciso los disparos, el Presidente resultó ileso.
También contó
como una acción a favor, que don Manuel, reaccionó espontáneamente y enfrentó
al atacante a la vez que lo abrazaba. Inmediatamente los ayudantes lo
sometieron y el Presidente, después de dar la contundente orden de: No lo maltraten, no lo lastimen, me interesa
saber de donde nace éste deseo de exterminarme,
acto seguido, abordó su elevador para llegar al despacho Presidencial.
Maximino inmediatamente
se enteró y su reacción que no podía haber sido en otra forma, fue ir a la penitenciaría
donde habían llevado al frustrado
asesino y desoyendo la orden del Presidente, arteramente dio muerte al referido
Capitán.
Afortunadamente
los encargados de la investigación, ya habían logrado tener todos los datos de ésta persona y
ya tenían muy claro que se trataba de un fanático religioso que no pertenecía a
ningún grupo político ni de cualquier otra índole.
Se trataba de
un joven de unos treinta y cinco años llamado Antonio de la Lama y Rojas.
Pertenecía a una muy buena y virtuosa familia poblana formada por don Antonio
de la Lama y doña Elisa Rojas, sus cinco hijos varones y cuatro damitas. Era
indudable que Antonio sufría de algún desequilibrio emocional y/o mental. A mi
y a mi familia nos impresionaba porque sin faltar un solo domingo, asistía a la
misma misa a la que nosotros íbamos allá en el templo de Guadalupe e
invariablemente, a la hora de la Comunión, entraba solitario por el pasillo central marchando con pasos
muy sonoros y el sable en la diestra desenfundado y apuntando hacia la cúpula.
El acontecimiento
en contra del Presidente de la República afectó muchísimo a la familia completa
porque el mal comportamiento de Antonio, no era congruente con la educación y
grado cultural de los demás. La
verdad es que sufrieron mucho, en primer lugar el gran deterioro de la salud de
don Antonio quien no tardó en sufrir una embolia que lo dejó fuera de combate,
además el bloqueo y paralización de sus negocios que los llevaron a la quiebra
y pérdida total.
Yo tuve la oportunidad de darme cuenta muy de cerca de lo que sufrió la familia por la presión y desmedida vigilancia del gobierno Avilacamachista en contra de lo que iba quedando de tan honorable familia. Yo viví de cerca todo lo expresado anteriormente porque fui un condiscípulo muy cercano a Nachito que ocupaba el quinto lugar entre los varones de la Lama, justamente entre Chucho y Juan.
Yo tuve la oportunidad de darme cuenta muy de cerca de lo que sufrió la familia por la presión y desmedida vigilancia del gobierno Avilacamachista en contra de lo que iba quedando de tan honorable familia. Yo viví de cerca todo lo expresado anteriormente porque fui un condiscípulo muy cercano a Nachito que ocupaba el quinto lugar entre los varones de la Lama, justamente entre Chucho y Juan.
Cuando
en plena segunda guerra mundial se perfilaba el final del gobierno de su
hermano don Manuel Ávila Camacho, Maximino se alineo para continuar con el
mando presidencial, pero se encontró que Lázaro Cárdenas le daba todo su apoyo
al Lic. Miguel Alemán Valdés, decisión que enfureció al tal Max.
La petulancia
y la arrogancia se le salía por los poros.
Entonces le
dirigió toda la artillería a don Miguel al grado de que lo llamó fascineroso y
lo llegó a amenazar de muerte, amenaza que se fue diluyendo conforme avanzaba
la campaña del primer presidente civil muy aceptado y apoyado por una mayoría
de ciudadanos mexicanos.
Además de que
ya don Maxi no tuvo tiempo de seguir atacando al veracruzano, pues cuando éste se definía como
candidato, el otro entregaba la zalea al Divino Curtidor.
Después, dado
su carácter, se relacionó y se enredó con personajes de alto potencial. No
tardó en mezclarse con el grupo de destacados hombres ricos y muy ricos, entre
ellos el ex Cónsul de los Estados Unidos en México William Jenkins, con Alex
Werner-Gren, Manuel Espinoza Iglesias y Gabriel Alarcón Chargoy y así fue como comenzó a funcionar en
niveles de gran altura de la iniciativa privada.
Sus ansias de
dominar abarcaron situaciones en diferentes áreas como en la de la
cinematografía, la Operadora de Teatros y la Cadena de Oro y en la posesión de diferentes empresas
y ranchos y ganado, etc.
Cuando fue
gobernador del estado de Puebla, para el no existía el derecho de huelga de los
trabajadores, simplemente consideraba que las banderas rojinegras eran unos
despreciables trapos viejos y no permitía paro alguno.
Como consecuencia
de los niveles que ya dominaba, Maximino se sintió más poderoso y más fuerte
para conseguir lo que quería.
Cuando el deseaba a determinada mujer, fuera cual fuera su condición social ó
si se tratara de una mujer casada, viuda ó soltera, el la cortejaba a su modo,
simplemente regalándole un Cadillac nuevo. En la mayoría de los casos el lujoso auto no fue
recibido y entonces había que cuidarse porque los desquites de éste espécimen esquizofrénico
eran simplemente fatales.
Una de sus
conquistas fue la actriz colombiana Sofía Álvarez a quien cuando terminó el
romance la dejó armada con una gasolinera en la colonia Narvarte.
Comenzó como una linda tiple y terminó como una más
de las amantes de Maximino.
Durante su
negra y asquerosa trayectoria, el prepotente General llegó a poseer muchos
bienes, inmuebles, instalaciones, como pueden ser el Rastro de la Ciudad de
México, el Club nocturno Ciro’s del Hotel Reforma, la Casa de los Azulejos de
la Avenida Madero, el edificio Nieto de siete pisos erigido frente al Palacio
de Bellas Artes y el gemelo que se construyó después, poseía además unos veinte
ranchos entre Puebla y Veracruz, unas mil cabezas de ganado, un considerable
número de casas en Acapulco, Puebla y Veracruz y una incalculable cantidad por
el concepto de regalías por diferentes conceptos.
En infinidad
de casos mandaba matar sin compasión a personas que en una ó en otra forma no
habían cedido a sus deseos ó le habían hecho perder en diversas situaciones.
En su haber,
con respecto a la gente que simplemente exterminó, podemos citar al Lic. Gustavo
Ariza, que le precedió como gobernador
de Puebla, quien fue asesinado a las puertas de su casa cuando llegaba al hogar
llevando de la mano a su pequeña hija Luz Elena.
Al simpático
Anacarsis “Carcho” Peralta, dueño del famoso Hotel Regis y de la Plaza de Toros
de la ciudad de Puebla, por no haber accedido a venderle el famoso coso, lo
mandó matar y aquel salvó la vida porque tuvo la oportunidad de salir de
urgencia del país en un vuelo a la Argentina. El señor Peralta pudo volver a la
patria luego que éste maldito ente, por fin murió.
Maximino,
apadrinado por Jenkings, se adentró en lo que fuera la Operadora de Teatros y
la Cadena de Oro donde se albergaban los Cines del estado de Puebla, como el
deseaba más y más, sin que se le escapara algo, en uno de sus múltiples planes
se sintió estorbado por el señor Jesús Cienfuegos, quien era propietario de
algunos cines y tenía alguna ingerencia en el ambiente de los cinematografistas y sus sindicatos y sin problema alguno
lo mandó matar exactamente un treinta y uno de diciembre, precisamente a medio
día y en pleno portal Hidalgo de la Angelópolis.
La crueldad fue
a tal grado que en el instante en que le hundía un cuchillo en la espalda le
dijo el infeliz matón: Feliz Año Nuevo de parte del jefe!!!.
Los
investigadores y los reporteros de la fuente de nota roja, tenían detectado sin
dejar lugar a dudas, al famoso
cuarteto de la muerte, precisamente de esa muerte: El cerebro, la planeación ,
la idea original: Wiliam Jenkings,
como colaborador y socio Gabriel Alarcón Chargoy, el advenedizo muy comprometido Jorge Ponce de León, que fue
apresado y un tal Trujeque, el típico asesino a sueldo.
Cuando el
escándalo llegó a mayores, Gabriel Alarcón Chagoy se refugió en su residencia
que ocupaba prácticamente el área de una glorieta situada a la entrada del
Fraccionamiento La Paz, en las faldas del Cerro del mismo nombre y fue
rescatado para salir de ahí en la cajuela del auto de su noble y leal empleado
Alberto Peniche Blanco quién posteriormente se convirtiera en Director del
alarconista periódico El Heraldo.
Igual pasó
con la familia Díaz Barriga dueños del balneario Agua Azul al sur de la ciudad
de Puebla. Maximino quiso ser dueño del balneario y cuando le fue negado, le
dirigió un mensaje a la señora Díaz Barriga diciendo: El general Maximino, no
quiere hacer tratos con la viuda de Díaz Barriga.
Y la verdad
es que es interminable la relación de arbitrariedades de semejante ente. También es importante exhibir el lado
cobarde del General malhechor y para ello, basta referir lo que pasó con el
diestro Lorenzo Garza.
Resulta que
una tarde de toros, en la Plaza de la Condesa plena de sol y de fiesta, el enorme torero Lorenzo Garza, también
conocido como El Ave de las Tempestades, vio en la primera fila de la barrera de
sombra a Maximino acompañado por Conchita
Martínez una bella tonadillera y bailaora de flamenco, mujer quién por ratos y a veces era su
amante y ahora resulta que también con el otro también.
Dado el
carácter irascible del diestro y afectado por los celos y sin tomar en cuenta
la peligrosidad que significaba retar a semejante especímen, llegado el
momento, desde la arena y apoyado en las rojas tablas que delimitaban el ruedo,
con el estoque en la mano le brindó la muerte de su toro diciéndole: Va por
usted gran hijo de #%*@!+, que es
el asesino más repugnante y más cobarde del mundo……. Maximino, sintiendo que
solo la gente cercana se había percatado de las referidas palabrejas, agradeció
el brindis y se volvió a sentar.
Afortunadamente,
el comprometido acontecimiento no pasó a mayores y la corrida continuó con
aparente normalidad aunque el barbaján tío recién humillado junto con su
compañera abandonaron la plaza antes de la estocada final y san se acabó.
El Ave de las Tempestades.
Al día
siguiente se presentó Garza en la oficina donde despachaba el temible y odiado
General y sin problema alguno y dada su enorme popularidad, franqueó las
distintas barreras de seguridad
hasta llegar al despacho privado, abrió la puerta y con paso firme se situó
frente al enorme escritorio del despreciable matón y simplemente le volvió a
mentar la madre con todas sus letras, dio media vuelta y tranquilamente salió
por donde entró.
El Generalote
Ávila Camacho se quedó helado pues nunca se imaginó que pudiera suceder lo que
acababa de presenciar ni que hubiera alguien que se atreviera a hacerlo. Como
consecuencia de esa inesperada sorpresa, se quedó pasmado y no ordenó que
detuvieran al intruso torero, ni trató de vengarse después de lo ocurrido,
simplemente lo aceptó y habrá pretendido olvidarlo.
En el libro Disparos en la Oscuridad de la autoría de Fabrizio Mejía Madrid, que
publicó Editorial SUMA en Mayo de 2011 avalado por Elena Poniatowska, Paco
Ignacio Taibo II y Juan Villoro, se exhibe otra de las manías y tendencias a la degeneración de
Maximino Ávila Camacho.
Transcribiendo
un párrafo de la página 106; Gustavo, (Díaz
Ordaz) lo encontró(a Maximino) en su alcoba rodeada de espejos, solo, con las
mejillas coloreadas, la boca con lápiz labial, vestido de mujer y con zapatos
de charol de tacón alto.
Dentro
de sus extravagancias y pensando que debía tener una residencia que fuera
acorde con la categoría del inquilino que sería él mismo pero ya como el
siguiente Presidente de la República, se hizo construir la casa más
impresionante de la ciudad de México ocupando media manzana delimitada entre las calles
de Homero, Calderón de la Barca y Edgar Alan Poe. La casa se terminó de acuerdo al plan, el
supuesto Presidente de la República nunca llegó, nunca la ocupó.
Esta Pocilga
se encuentra en el número 1109 de la calle de Homero en pleno Polanco.
Pero dicen
que todo dura hasta que se acaba y el 14 de febrero de 1945 Maximino asistió a
una comida que ofrecieron en Metepec, Puebla, los sindicatos de las fábricas
textiles de Mayorazgo y Atlixco. Como a las cinco de la tarde Maximino, quien
ya tenía muy deteriorada su salud pues padecía diabetes y algunos otros
achaques, se comenzó a sentir mal y emprendió el regreso a la ciudad de Puebla,
pasó frente al Palacio Municipal a las seis de la tarde, dato comprobado porque
yo estaba ahí mismo presenciando la ceremonia en que una escolta de la Policía
Municipal arriaba la bandera nacional exactamente a esa hora.
El tío
iba ocupando el asiento del copiloto a bordo de su precioso Packard del año 41 verde
a dos tonos de tipo Fayton convertible de cuatro puertas y con la capota
puesta. Sin embargo el llevaba el vidrio de su portezuela abajo porque
probablemente le faltaba aire. La verdad es que iba en muy mal estado y según
los rumores pendientes de comprobar, víctima de un buen envenenamiento.
Pasando a un lado del zócalo de Puebla, camino
obligado para llegar a casita.
Cuando llegó
a su casota de estilo “Colonial Ávila Camacho” ubicada en la 26 Oriente ya lo esperaba su médico de
cabecera José Lurumbe Chávez y así, en vilo, los ayudantes (guaruras) lo
llevaron desde el auto hasta su recámara.
Antes de que
el doctor pudiera checar su presión, pulso, respiración, etc., el quiso que lo
acercaran al retrete y así, hincado y vomitando, con la cabeza casi dentro de la
taza, entregó la visa que se le venció precisamente ese día a las siete de la
noche.
Si de veras
algún día tendremos que presenciar la reencarnación, necesitamos tener mucho
cuidado no nos vaya a tocar reencarnar en ese desgraciado.
Por lo
pronto, Que en Paz Descanse. (si es capaz)