domingo, 8 de enero de 2017

UN MG ROJO, UN SONORO HAMMOND Y TONY CABRAL

     Un medio día del mes de junio de 1966 llegué a casa para disfrutar de la exquisita comida que habitualmente preparaba mi linda esposa Cristy. Ella y los cuatro retoños con quienes ya contábamos en esas fechas me recibieron con el cariño de costumbre.

     En eso, Cristy, un poco alarmada, me hizo notar que alguien se estaba llevando mi adorado MG, se trataba de un precioso auto deportivo rojo de origen inglés que yo quería como si se tratara de un hijo más.

Mi adorado MG rojo


     Para aclarar esa situación de alarma, yo le dije que lo acababa de vender y que el producto de la venta lo traía en mi portafolios en una frase fajilla de billetes. 

     Cristy incrédula, sabedora de lo que significaba para mí deshacerme de ese auto me preguntó por qué lo había hecho a lo que contesté: Porque hoy en la tarde quiero ir a comprar el órgano Hammond que sabes que deseo tener para disfrutar de su tan especial sonido. Deseo tener un modelo igual al de "Los Bribones".

     Así fue que después de comer y a bordo de su plateado Falcon, nos dirigimos al 444 de Paseo de la Reforma donde se ubicaba la tienda Hammond. Ahí sufrí una gran decepción al saber que los veinticinco mil pesos que llevaba no me alcanzaba para el modelo que yo deseaba comprar, entonces el gerente me situó en la realidad y me dijo que modelo podía comprar con el dinero con el que contaba. 

     Se trataba de un órgano Hammond Cord 112 no tan grande, más bien era entre mediano y pequeño que estaba equipado con un teclado normal para la mano derecha y un tablero de botones para la mano izquierda, unos controles para el ritmo, otros más para seleccionar el tipo de sonido deseado y para completar, un par de pedales que hacían las veces del contrabajo. 

     Honradamente yo le hice el feo y me dispuse a abandonar la tienda, intención que neutralizó el gerente cuando me invitó a que en los próximos dos días asistiera a un concierto que la casa Hammond ofrecía a los aficionados a ese tipo de instrumentos y que en esa ocasión estaría a cargo del organista Tony Cabral que en ese tiempo ya gozaba de gran fama.

     Así fue que Cristy y yo asistimos al concierto de demostración y convencido del alcance de ese órgano tan magistralmente operado por tan brillante artista, decidí comprarlo.

     Nosotros no imaginábamos que ese día nacía una cálida y sincera amistad que felizmente ha durado hasta nuestros días.

     La casa Hammond me hizo saber que como nuevo dueño de ese órgano, era yo merecedor de que el mismísimo Tony Cabral fuera a mi domicilio a instruirme para aprovechar adecuadamente todos los recursos con los que contaba el tal instrumento. 

Tony Cabral


     Me sugirieron que para esa fecha invitara yo a un buen grupo de amigos para que disfrutarán de la bella música que Tony lograba arrancar a ese pequeño pero completo órgano.

     Así lo hicimos y logramos congregar a un buen grupo de amigos. Tony Cabral hizo de las suyas y no sólo me instruyó, sino que también logró un cálido ambiente de verdadera fiesta. Además, sin querer queriendo, esa noche vendió dos órganos más entre nuestras amistades.

     A partir de esa inolvidable fiesta, nació una verdadera y sincera amistad entre nuestras dos familias. La relación, plena de cariño llegó al grado de que terminamos siendo compadres pues él y su guapa esposa también de nombre Cristina, nos distinguieron invitándonos como padrinos de su linda hijita Mariana.

     Fue tan fuerte nuestra afición por el sonido de ese maravilloso Hammond que sábado tras sábado por la noche, abríamos la casa para recibir a un promedio de sesenta amigos y amigos de los amigos muy bién dispuestos para disfrutar de la música y la amistad, sin faltar la cena a cargo de Cristy y el bar por mi cuenta. 

     Ya entrada la madrugada, el acostumbrado y conveniente caldito de camarón. 

     Recuerdo que esos encuentros estaban integrados por muchos amigos y muchos artistas, al grado de que casi no nos bastaba la noche para el desfile de sus interpretaciones. El maestro de ceremonias y conductor del programa era nuestro querido y respetable amigo Jorge Marrón, el Doctor IQ.; el gran declamador quien cubría los momentos de las finas y sentidas expresiones: nuestro amigo de toda la vida José Antonio Cossio, (recién fallecido); también formaba parte del elenco el famoso grupo "Los Folcloristas" con la participación de el Negro Ojeda, de Milla y de Rubén Ortíz Fernández; el momento del ambiente a media luz, a cargo de la voz de nuestra entrañable amiga Gudelia de Sedeño quien lograba un gran éxito con "Tiempo Tempestuoso " y para cerrar con broche de oro, las intervenciones de Tony Cabral y aquel órgano Hammond que en principio yo había despreciado. 

Mis hijos haciendo música con el Hammond Cord 112
Mi esposa Cristy, los hijos y yo


     Luego llegó el día en que dejamos la casa de las fiestas y nos mudamos al sur de la ciudad para estar cerca de las escuelas de los hijos y de mi centro de trabajo en pleno San Ángel. No tardamos en situarnos por fin en la casa en donde hizo efervescencia nuestra devoción por la música. 

     Ahí, en la calle de Louisiana, fundamos la que fuera nuestra última casa en nuestra querida tierra mexicana. Ahí, en esa casa, nuestros seis hijos definieron sus correspondientes caminos, cinco de los seis dedicados profesionalmente a la música. 

     Antes de que emprendieran el vuelo, se me ocurrió aprovechar ciertas condiciones de nuestra querida casa logrando en el desaprovechado semisótano un verdadero teatro con capacidad para cuarenta butacas dotado de sus correspondientes telones, camerino, sanitarios, iluminación teatral, micrófonos, proyectores, pantalla y hasta servicio de bar y café. 

     En ese teatro familiar, que llevaba el nombre de "Sala Hermanos Zavala", también participó en repetidas ocasiones nuestro querido amigo, gran artista y querido compadre Tony Cabral pero ya no con aquel Hammond Cord 112 sino con un X-66 uno de los últimos modelos de esa marca logrando los acostumbrados cálidos y nutridos aplausos de quienes lo escuchaban.

     En ese bendito lugar que tanto quisimos y tanto extrañamos, Tony tuvo la oportunidad de ofrecer inolvidables recitales, uno de los más sentidos fue el que presentó a raíz del terremoto del 19 de septiembre del 85 en el que perdió su Penthouse de la Plaza Río de Janeiro en la Colonia Roma y todas sus pertenencias.

     Actualmente, ahora que felizmente contemplamos la etapa que nos corresponde, Tony, rodeado de su cariñosa familia, continúa haciendo su tan particular estilo musical, grabando sus discos y disfrutando de la vida...


Tony Cabral

Yo, disfrutando mi Hammond 


SALUD QUERIDO TONY!!!!!!!

4 comentarios:

  1. Excelente reseña, se nota el cariño que siempre vimos entre dos grandes!

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  2. Ya lloré Cristy, que histora tan linda, tan llena de cariño y recuerdos. Pronto deberemos juntarnos con nuestros respectivos papás y mamás..... los quiero mucho a todos....

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  3. Patty Cabral. Wow tío, me hiciste llorar de emoción y de nostalgia. Gracias por tu cariño hacía mi papi,qué hermosa historia. Me siento muy feliz de haberlos disfrutado en esa casa maravillosa y haber pasado momentos tan padres con mis primos (porque siempre nos vimos como familia), con ustedes y mis hermanos. Recuerdo esas fiestas en el PH que el terremoto nos quitó; grandes momentos. Hermosas palabras y hermosos recuerdos. Gracias y que Dios los bendiga a ti y a mi tía así como a todos mis primos y sus respectivas familias. Un abrazo sincero! Los quiero mucho! Patty Cabral ����

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  4. Don Gabriel, por casualidad di con su página tan llena de bellos recuerdos. Mi Padre es amigo de la familia Cabral desde niños aquí en Aguascalientes. También al Igual que usted, le gusta la música, y toca, entre otros instrumentos actualmente, el teclado. Mantiene contacto telefónico con el Sr.Tony, Como Hijo, entiendo perfectamente todo lo que comenta. El amor a la música es un instrumento poderoso para hacer amistades permanentes. Un Saludo Cordial, desde aguascalientes!

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