Corria el año 1957 y también corría mi flamante Forcito convertible del año 36 por la amplia y entonces poco transitada avenida División del Norte. Al llegar a la Glorieta del Riviera, me alcanzó un hermoso Cadillac Coupé de Ville verde a dos tonos, se me cerró obligándome a frenar y de él bajó un extraño ser, se trataba de un viejo delgado de abundante y blanca greña con un aspecto como de caw boy con camisa de cuadros, chaleco de cuero, pañuelo anudado en el pescuezo y fina tejana.
Se me dejó venir y honradamente me saqué de onda. Me dijo: Óyeme tal por cual, como me costó trabajo detenerte, que no sabes quien soy?........yo soy Chano Urueta, el director de cine…..me estás oyendo?........A lo que contesté: Si señor, mucho gusto……y que pues?
A continuación me expresó que quería comprarme el auto porque lo necesitaba para una película que estaba empezando con la presentación del Raúl “Ratón” Macias que estaba en la cúspide de su brillante carrera como boxeador y de la simpática Anabel Gutiérrez en los papeles protagónicos.
Le dije que definitivamente no vendía mi auto porque lo acababa de restaurar, entonces me propuso que se lo rentara y yo acepté. Quedé de llevarlo al día siguiente a las diez de la mañana al Foro dos de los Estudios Churubusco.
Así lo hice y de acuerdo con el trato lo entregué. Le pedí autorización para quedarme un rato dentro del foro observando como filmaban una escena muy conmovedora en la que el “Ratón” arrodillado al lado de la cama en la que agonizaba su madre lloraba desconsoladamente.
Al término de la escena, Director, Productor, Fotógrafo, Actores y Técnicos, aplaudieron convencidos de la magnífica actuación de Raúl.
Entonces se me ocurrió ponerme la cachucha de “Metiche”, me acerqué al Director y le dije: Oiga don Chano….y por que no prendieron la veladora de la repisa de la virgen por arriba de la cabecera de la cama de la moribunda???’…acto seguido, sencillamente furioso, se volteó y dirigiéndose a sus técnicos, gritó:…..Óiganme bien punta de *&%$@*&%, es la última que se las paso, como es posible que un pobre $#@^&*% como éste extraño que nos visita me haga notar que corrimos la escena con la veladora apagada, préndanla alúmbrenla y va de nuevo, lo siento Ratoncito pero así es esto.
Después de que todos los presentes se acordaron de mi mamacita, me despedí y me retire.
Después de que todos los presentes se acordaron de mi mamacita, me despedí y me retire.
Genial!!!!
ResponderBorrarAnécdota interesante y bien contada. Lo felicito.
ResponderBorrarEstimado Octavio, muchas gracias por leer mis anécdotas.
BorrarSaludos.
No pudo ser en 1950. La película con el Ratón Macías se filmó años despúes... Bonita anécdota con imprecisión de tiempo...
ResponderBorrarEstimado Sr. Villarreal, muchas gracias por su amable comentario. Efectivamente esta usted correcto, el año fue 1957.
BorrarGracias por leer.
Muy bien contada la anécdota, no había que agregar más.Felicidades y me gusta leerlo.Cosas de viejos, pero muy amenas. Un saludo cordial de su servidor Francisco Vargas.
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