sábado, 10 de abril de 2010

LA MANSION DE CARMEN UNO EN SAN ANGEL

El Arq. Francisco Artigas Carranza, había sido nombrado por el Presidente Díaz Ordaz Gerente del Comité Constructor de Escuelas (CAPFCE) y por ese motivo presintió que debía desentenderse de su despacho particular, así fue que decidió desmontar su Taller de Arquitectura que por algunos años había estado instalado en lo que fue una hermosa y enorme mansión ubicada en el número uno de las calles de Carmen e Insurgentes Sur, enclavada en el parque donde se encuentra el monumento a Álvaro Obregón en el mero corazón de San Ángel.

En Septiembre de 1966 don Pancho Artigas invitó a la constructora donde yo laboraba para que se encargara de realizar esa comprometida obra y la constructora me comisionó a mi. Llegué puntual a la cita con el arquitecto, la cita fue en su casa que estaba contigua a la Mansión por remodelar. Me presenté con el con entusiasmo profesional pues yo disfrutaba de su buen gusto admirando las residencias que había proyectado y construido muy en particular en el Pedregal de San Ángel. 

El Arquitecto me dijo que disponía de una hora para hacer un recorrido por los interiores y exteriores de la casona y de inmediato lo iniciamos. Me recomendó que empezáramos a trabajar sin pérdida de tiempo y que a medida que fuéramos avanzando podríamos ir encontrando a los artesanos especializados en ese estilo. Así que yo regresé a mi empresa e informé a mis jefes lo sucedido.

Mis tres jefes que eran un catalán, un vasco y un madrileño se contrariaron mucho porque el hecho de atender esa compleja obra y a su propietario con quien no se podían negar porque de un plumazo los podía anular del grupo de contratistas sin importar que fueran de los consentidos.

Así fue que a partir de ese día yo dejé de construir  escuelas y me dediqué a esa otra tan interesante área de la arquitectura que es la remodelación y restauración de una edificación que merecía ser atendida.

Para la Navidad de 1967 aquella mansión lucía como cuando fue estrenada la primera vez. Por aquellos días, la familia del Presidente John F. Kennedy que ya habia sido asesinado en 1963 visitó la ciudad de México con motivo de algún acto celebrado en la Unidad Kennedy cercana a Aeropuerto y dada la amistad de don Pancho con alguien de ellos, aceptaron asistir a una comida que la familia Artigas les ofreció precisamente en la casona recién rejuvenecida. 


En esa ocasión el Arquitecto declinó la idea de que una orquesta de cámara ó un piano ó un trío ó un mariachi musicalizaran la comida, el prefirió a quien esto escribe y su órgano Hammond interpretaran  canciones mexicanas suaves como La Casita, Cuatro Milpas, Tu solo Tu, o una que otra de Agustín Lara.  

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