viernes, 20 de diciembre de 2013

Mr. PACKARD "heroiza" a Mr. CHURCHILL

En aquellos días en que se sentía el impacto de la espantosa Segunda Guerra Mundial en la que Mexico se vio seriamente involucrado por la declaración de guerra que el 22 de mayo de 1942 el Presidente Manuel Avila Camacho hizo al temible "eje" integrado básicamente por Alemania, Italia y Japón.

El grave conflicto por el que México tomo tal determinación fue provocado por los submarinos alemanes que se colaron en el Golfo de México y hundieron seis barcos petroleros mexicanos: el Potrero del Llano, el Faja de Oro, el Tuxpan, el Las Choapas, el Oaxaca, el Amatlán, que abastecían del preciado oro negro a los Estados Unidos y a otros países.

Imborrables los recuerdos de aquellos tiempos en que veíamos a nuestro padre, a los tíos, al profesor, al señor de la tienda o al que vendía los billetes de lotería, al Doctor de la familia, al panadero o al que llevaba a casa los bloques de hielo para la nevera de madera de encino con interiores de lámina galvanizada que tiempo después seria sustituida por los modernos refrigeradores, como marchaban de seis a ocho de la mañana en las calles ya alistados en los grupos de reservas dependientes del ejército mexicano.

Esas dramáticas emociones se compensaban con el relajo que significaban los simulacros nocturnos de ataques antiaéreos, pues invariablemente a las nueve de la noche se cancelaba totalmente el suministro de energía eléctrica y solo se veían los rectos rayos de luz provenientes de los grandes reflectores distribuidos en determinados puntos de la ciudad ejercitandose en la búsqueda de aviones. Prohibidas las linternas y hacer fogatas en las azoteas de las casas que era donde se concentraban las familias.

Tiempos difíciles en que los Estados Unidos suspendió la producción de autos y otro tipo de vehiculos a partir de 1942 y hasta después de 1945. Tambien se impuso la ley de un día de descanso obligatorio a los propietarios de los vehiculos automotores por la necesidad de economizar  el hule.

Las damas recurrieron a dibujar una línea en la parte posterior de sus pantorrillas para hacer sentir que llevaban medias, todo ello por la escasez de la seda por la prioridad de fabricar paracaídas.

Al mismo tiempo, mi señor padre llevaba sobre sus espaldas la dirección de la Metalúrgica Mexico S.A. de C.V., importante planta que procesaba el acero fabricando para consumo de la construcción una amplia variedad de diferentes perfiles y varilla corrugada de acero de distintos diámetros.

Esta enorme planta estaba situada muy cerca de la población de Cholula en el estado de Puebla y como a doscientos metros de distancia de la carretera federal que corría de la ciudad de Puebla a la ciudad de México. 

En esos días se estaban sufriendo las consecuencias de una intensa y larga huelga implantada por los poderosos Sindicatos casi siempre manipulados por el malvado y petulante asesino Maximino Avila Camacho, que en esa ocasión afectaba la producción de Petróleos Mexicanos y se comenzaba a sentir la falta de sus diferentes combustibles. La referida planta metalúrgica dependía en un cien por ciento del diesel y la escasez del diesel comenzó a ser un verdadero problema en todo el país.

La planta contaba entre la flotilla de vehículos a su servicio con una poderosa pipa marca Diamont con capacidad de veinticinco mil litros y en tiempos normales, la surtía de combustible un par de veces a la semana. 


Mr. Churchill, Pipa marca Diamond modelo 1936.
(capacidad 25 mil litros de diésel)



Cuando la escasez ya era muy marcada, la pipa tenia que formarse desde la noche anterior para que le surtieran sus muy rogaditos veinticinco mil litros de diesel.  En una de tantas cargas y dado que la restricción era cada vez mas severa, el tiempo de espera se alargó al grado de que la pipa estuvo en la cola dos noches y un día completo.

Así fue que en la planta se comenzó a sentir la angustia de que los niveles de reserva del combustible hicieron sonar la alarma provocando en el personal y en especial en mi padre un agudo y desesperante   sentimiento de responsabilidad por los problemas que significaba que los hornos se apagaran, el acero se enfriara y destemplara y fallaran en sus puntuales compromisos de entrega a sus diferentes clientes.

Por fin, la pipa de la empresa que por cierto era ampliamente conocida como MR. CHURCHILL, debido al nombre de tan respetable personaje que llevaba pintado en su enorme defensa delantera, tomo la carretera que le llevaba hasta el camino a la planta.

Al llegar al tramo que se desprendía de la carretera para ingresar a los terrenos de la planta, la pipa falló y simplemente se murió. Al recibir mi padre tan desagradable reporte, lo primero que se le ocurrió fue llamar telefónicamente a un servicio de grúas que se localizaban en Cholula pero de las dos unidades  con que contaban, una estaba de servicio y la otra estaba inmóvil precisamente por falta de combustible.

Entonces se recurrió a solicitar a alguno de los camiones que normalmente se encontraban en el anden de carga y desgraciadamente no había ninguno en ese momento.

El momento era critico y había que encontrar una solución a la brevedad posible, por ello, mi padre discurrió, provocando la risa burlona de los mecánicos que recibían la orden, que a base de cadenas de fierro, amarraran la defensa trasera de su Packard 120 del año 1937 con la delantera de Mr. Churchill.



Mr. Packard modelo 1937, sedán de 4 puertas.


Cuando los amarres estuvieron concluidos, le dijeron a mi padre, con la seguridad de que iba a fracasar, que ya podía remolcar a la pipa. Mi padre tomo su lugar frente al volante, puso el motor en marcha, desbocó un poco la máquina de sus poderosos 120 caballos y esperanzado en su potente clutch y confiado en su fe y en su de propio corazón que en algo tenia que influir para que su negro y elegante sedan de cuatro puertas no le fuera a fallar..........y no le fallo, el automóvil comenzó a moverse centímetro a centímetro, pero las ruedas traseras giraban resbalando sobre la terracería por lo que pidió  a tres de los empleados que se pararan sobre la defensa trasera y así fue que logró completar la primera vuelta en sus cuatro ruedas.

De ahi en adelante ya no hubo la duda de si se iba a poder contar con el combustible. El potente Packard aunque con gran esfuerzo y en medio de una verdadera nube de humo de su cluth que se quemaba pero no se rajaba, se fue acercando al lugar donde se encontraba la cisterna subterránea hasta llegar al punto preciso para hacer la operación de la descarga.  

    A partir de ese día, el auto de mi señor padre, fue bautizado como Mr. Packard y se contaba la anécdota de que MR. PACKARD, dio a MR. CHURCHILL la oportunidad de completar su hazaña de cumplir con tan delicada tarea. 

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